Inteligencia artificial es una disciplina que se apoya en bases científicas rigurosas, pero la creciente comercialización y la exageración publicitaria están poniendo en riesgo su credibilidad. Las expectativas infladas y las afirmaciones exageradas sobre sus logros pueden convertir esta ciencia en una pseudociencia, similar a la astrología, el terraplanismo y la homeopatía. Para evitar este destino, es crucial mantener una perspectiva crítica y basada en la evidencia científica.
Veranos e Inviernos de la Inteligencia Artificial
El científico Jonathan Grudin, en su artículo de 2009, utilizó la metáfora de las estaciones del año para describir las fluctuaciones en el interés y financiamiento de la inteligencia artificial. La historia de la IA ha estado marcada por períodos de optimismo (veranos) y desencanto (inviernos), y aunque actualmente estamos en un período de auge, es posible que enfrentemos futuros descensos significativos.
La comunidad científica reconoce que estamos lejos de comprender completamente la inteligencia o de replicar sistemas nerviosos computacionales verdaderos. A pesar de los avances en inteligencia artificial generativa, como los logrados por OpenAI con herramientas como ChatGPT, aún no existe evidencia matemática, física o biológica de que podamos crear máquinas con capacidades pensantes equivalentes a las del cerebro humano. La ciencia de la IA requiere esfuerzos continuos y serios para avanzar de manera significativa.
Las IA Generativas: Un Riesgo de Degeneración
Las IA generativas, que incluyen productos como ChatGPT, MidJourney y Sora, han ganado popularidad al ser capaces de generar texto, gráficos, sonido y vídeos. Estas herramientas utilizan grandes cantidades de datos de internet, muchos de los cuales tienen derechos de autor.
Un problema significativo es el «colapso del modelo», un fenómeno estadístico que ocurre cuando las IA se entrenan con datos generados por ellas mismas. Este proceso puede llevar a la desinformación, la degeneración del contenido y modelos de aprendizaje incorrectos, comprometiendo la fiabilidad de internet como fuente de información.
Además, muchas IA generan contenido que, aunque aparentemente convincente, puede ser falso. Si los buscadores web utilizan IA generativa como ChatGPT, los resultados podrían ser incorrectos y, si no se verifican, contribuirían a la propagación de desinformación.
Mala Praxis en la Industria de la IA
El negocio de la inteligencia artificial sigue adelante, incluso cuando la ciencia demuestra que aún no existe la inteligencia artificial fuerte o general (AGI). Las herramientas actuales, conocidas como IA débil, necesitan mejoras significativas para resolver problemas de manera efectiva.
Empresas tecnológicas a menudo amplifican el hype para aumentar sus beneficios económicos. Figuras prominentes del sector, como Elon Musk y Mark Zuckerberg, han hecho predicciones sobre la inminente llegada de la AGI, a pesar de que los expertos saben que es improbable en el corto plazo.
Un caso particularmente controvertido es la fundación de Worldcoin por Sam Altman, CEO de OpenAI. Esta empresa de criptomonedas ha capturado datos biométricos de personas mediante dispositivos que escanean el iris, prometiendo una renta universal en criptomonedas para compensar la pérdida de empleos debido a la IA. Esta campaña ha sido prohibida en varios países, pero no antes de captar a muchos usuarios.
El Culto a la Singularidad
Ray Kurzweil, un conocido ingeniero e inventor, popularizó la idea de la «singularidad tecnológica», un evento hipotético en el que las máquinas superarían en inteligencia a los humanos. Su libro «La singularidad está cerca» postula que el crecimiento tecnológico es exponencial y predice que la singularidad ocurrirá en 2029.
La comunidad científica, incluyendo figuras como Gordon Moore y Paul Allen, ha criticado estas predicciones, argumentando que la neurociencia es mucho más compleja y que no hemos comenzado a comprender plenamente cómo funciona el cerebro humano.
Kurzweil fundó la Universidad de la Singularidad para educar a líderes en este campo, pero su enfoque ha sido criticado por ser más dogmático que científico, comparándolo con cultos como la cienciología. Su próximo libro, «The Singularity Is Nearer», promete expandir estas ideas y abrir nuevas sedes de su universidad en Tel Aviv y Sevilla.
El avance de la inteligencia artificial es innegable, pero su comercialización y la promoción exagerada pueden convertirla en una pseudociencia. Es crucial que la comunidad científica, las empresas y los gobiernos trabajen juntos para garantizar un desarrollo ético y basado en la evidencia. La educación y la regulación son esenciales para evitar que la IA se convierta en una herramienta de desinformación y degeneración del conocimiento.