La inteligencia artificial ha avanzado de tal manera que ahora no solo los deepfakes generan desconfianza, sino también las fotos reales. Estos avances en modelos de IA generativa han hecho que las imágenes falsas sean cada vez más convincentes, complicando la distinción entre lo real y lo generado. Expertos como Elliot Higgins destacan que la inteligencia artificial no solo engaña, sino que también permite dudar de la verdad. Este fenómeno plantea desafíos éticos y la necesidad de mejorar las herramientas de detección y la educación en alfabetización digital.

Elon Musk ha amenazado con prohibir el uso de iPhones en sus empresas si Apple integra OpenAI en su sistema operativo. Musk, a través de la red social X, ha expresado su preocupación por los problemas de seguridad y privacidad que podría implicar esta integración de inteligencia artificial. Apple, por su parte, ha anunciado la implementación de la Apple Intelligence, que mejorará las capacidades de Siri y otras funciones mediante inteligencia artificial generativa. La postura de Musk subraya los desafíos éticos de la IA y la necesidad de un debate sobre la regulación de esta tecnología en la vida cotidiana.

La Inteligencia Artificial Generativa se ha convertido en una herramienta fundamental para las empresas, permitiendo innovar y optimizar procesos de manera significativa. Esta tecnología, impulsada por modelos como ChatGPT de OpenAI, crea contenido original a partir de grandes volúmenes de datos, con aplicaciones en áreas como la comunicación, la generación de contenido multimedia y la creación de mundos virtuales.